
“Olvidarte es recordar que es imposible”
29-Ene-09
29-Ene-09
“La llamé sin ningún motivo aparente, sin alguna razón especifica la llamé. Tal vez por la simple necesidad de escuchar su voz una vez más, por esa simple necesidad que el amor hace sentir en el corazón del hombre que ama profundamente a su pareja, tal vez por esa simple necesidad fue que la llamé.
No fue difícil percatarme de que algo sucedía. El teléfono me torturó durante largo rato con su odioso “Bip-bip” que hace siempre antes de que el receptor conteste, mas como buen amante capaz de soportar tempestades por su amada… esperé.
El tiempo de espera fue inusual, largo; por un minuto imaginé que no estaba en casa pero al tiempo de colgar su voz angelical resonó en mis oídos e hizo que la espera valiera la pena (valió mucho la pena).
Comenzamos a hablar, valla que tengo que reconocerle a esa “mademoiselle” que sabe esconder y disfrazar muy bien sus sentimientos. Era una plática normal, la usual felicidad que se albergaba dentro de mí de tan solo oírla se hacía presente una vez más. Pero al punto del silencio (un silencio inusual, por cierto) me percaté de que algo raro pasaba; no sé si fue sin querer o ya no soportaba fingir más tiempo sus sentimientos, pero la última palabra que Salió de su boca en ese momento la delató, su vos se entrecortó tan solo por un momento y sus sollozos se hicieron escuchar, y a pesar de que quiso solucionarlo cambiando el tono de su voz ya no fue igual, no fue lo mismo… me di cuenta de ello. (No quiero hacer alarde de mis facultades como novio, pero aparte de eso algo dentro de mí cambió).
Sostuvimos una “sofocante” plática en la que ella no quiso decirme nada, yo le rogaba, porque la quiero y no quiero que sufra… la amo.
Pero a pesar de mis múltiples ruegos ella solo decía que solamente se sentía triste “porque si” que de repente adquirió ese sentimiento, y que sus lágrimas no eran otra cosa que la representación física de sus sentimientos guardados desde hace vario tiempo. Y nada de lo que hice la animó.”
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Este escrito lo encontré en un cuaderno, tal parece que lo escribí el 29 de Enero, han pasado casi 5 meses. Era de esperarse que este escrito me haría recordar los momentos que pasé con ella, y como (casi) siempre… me puse triste.
Han pasado más o menos 3 meses desde que no estoy con ella, 3 meses de sufrimiento incesante, de ansias, de desesperación, de melancolía y dolor. 3 meses que para mi han sido vidas enteras.
Trato de olvidarla, pero su recuerdo me persigue en todo momento y en todo lugar… la amo.
No me queda más que aceptar que su recuerdo vivirá eterno en mí ser, aunque su ausencia física acreciente el dolor de mi alma; que mis lágrimas seguirán cayendo hasta que las seque ella.
Trato de olvidarla, pero su recuerdo me persigue en todo momento y en todo lugar… la amo.
No me queda más que aceptar que su recuerdo vivirá eterno en mí ser, aunque su ausencia física acreciente el dolor de mi alma; que mis lágrimas seguirán cayendo hasta que las seque ella.
¿Me amará?, ¿No?... solo espero que sepa que yo si la amo a ella, y así será… mientras no vuelva, y aun así… la amaré.
La extraño, ¿Me extrañará?, ¿seré un vago recuerdo? Con eso me conformo, porque aunque sea poco, existe una esperanza de que un día por error o por la curiosidad le pregunte a un amigo por mis huesos.
Yo no podré olvidarla, podrán pasar 10 mil años, podrán secarse las aguas inmensas del mar, podrá extinguirse toda luz y arruinarse todo sueño, pero nunca la olvidaré.
Y si regreso con ella seguiré extrañando su ausencia en su presencia porque el pasado me ha hecho valorar el presente y tenerla será recordar el dolor de haberla perdido una vez, y el miedo de que pueda perderla una vez más…
Encontré este escrito en ese maldito cuaderno. Como deseo no haberlo encontrado jamás.
Estoy solo… solo y triste…
Puede que tenga todo, puede que tú estés peor que yo. Entonces a ti ya no te queda nada y a mí me queda por lo menos este síndrome incurable de quererte tanto.
Pero es completamente al revés…
Encontré este escrito, recordé… y esto fue lo que pasó:
… Lloré.