De nada sirve fingir. Puedo seguir haciéndome el fuerte todo lo que yo quiera. Aunque tanto yo como todo el mundo sabemos que es una cruel y vil mentira. Es una farsa. Estoy consciente de ello.Aunque… ¿qué puedo hacer?, ¿a mal tiempo buena cara?... ¡No! Claro que no, no se puede borrar el dolor del alma en una sonrisa inventada. Sería como querer calmar el dolor de la lenta agonía con un poco de azúcar; al final de cuentas sabemos que esa azúcar no es más que sal con un sabor hipócrita disfrazando la amargura. Es como querer tapar el sol con un dedo.
No se puede engañar a la lluvia diciendo que el sol es la llama de una vela, las nubes seguirán ahí aun encendiendo 10mil velas.
No me queda más que aceptar mi triste realidad, que, aunque ya me he acostumbrado a ella, sigue siendo doloroso cuando la encuentro en mínimos detalles que evocan su presencia a mi mente.
Puedo seguir dando la espalda al reflejo de ti que has dejado en mi viejo espejo, puedo seguir imaginando palabras escritas donde he escrito tu nombre, puedo seguir transformando el recuerdo de tu vos en tristes notas de alguna melancólica melodía. Pero siempre encuentras una nueva forma de volver a mi mente en el momento menos oportuno.
¿Cuántas veces me ha pasado esto?, y siempre termino solo y destrozado, y aun sabiendo que la conclusión de esta sarta de cosas cursis será el dolor y el sufrimiento, sigo recordándote todo lo que yo quiera.
No sé si de verdad es imposible sacarte de mi mente, o de verdad quiero seguir sufriendo, inventándome alguna otra cosa necia que me haga creer que sigo con vida.
No sé, de verdad no sé. Pero aun en mi soledad, en mi silencio, en mi tristeza… sigo amando tu compañía, tu voz, y tu alegría.
Ya no se, de verdad ya no sé si me he quedado solo o algún día volverás.
Ya no lo sé, pero aun estas lágrimas seguirán cayendo hasta que las seques tu, y este llanto seguirá gimiendo sonidos de dolor hasta que vengas tu y me calles con un beso.
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